Mantener una biodiversidad sana y extensa, es elemental para que los seres humanos puedan sobrevivir con el paso del tiempo. Las abejas son una de las especies más importantes para el cuidado del planeta, ya que suministran una gran cantidad de miel, polen y jalea. Son fenomenales también porque proporcionan propóleo, cera y veneno de abeja.
Según un informe publicado en el año 2019 y difundida por la Plataforma Intergubernamental Científico-Normativa sobre Diversidad Biológica y Servicios de los Ecosistemas (IPBES): “los textos sagrados sobre las abejas en todas las principales religiones del mundo destacan su importancia para las sociedades humanas a lo largo de milenios”.
Históricamente la apicultura es una actividad destacada por el nivel de ingresos que pueden obtenerse, primordialmente para pequeños y medianos apicultores rurales.
Teniendo en cuenta investigaciones de la IPBES, la abeja occidental se ha consolidado como el polinizador más trascendental para el mundo, puesto que se estiman que existen unas 80 millones de colmenas que pueden generar anualmente 1,6 millones de toneladas de miel.
El papel jugado por los polinizadores es imprescindible a la hora de garantizar una adecuada seguridad alimentaria. Existen varios especialistas en abejas ligados a la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), que señalan que las abejas producente un tercio de alimentos a escala mundial.
Desde hace años atrás la Organización de Naciones Unidas (ONU), definió que todos los 20 de mayo se celebre el Día Mundial de la Abeja, esto con el objetivo que gobiernos, instituciones, organizaciones y ciudadanía puedan salvaguardar a los polinizadores y a sus respectivos hábitats.
