En la actualidad la agricultura regenerativa se está posicionando como una opción inigualable para la producción de alimentos, ya que los daños medioambientales son menores y por ende, los gobiernos, las empresas y los agricultores están adentrándose a esta práctica.
La agricultura orgánica comprende un gran abanico de prácticas agrícolas o de pastoreo, donde sus ventajas son excepcionales a la hora de contrarrestar los efectos del cambio climático; así mismo, es fundamental en la restauración de la biodiversidad de los suelos que han sido degradados. En esencia, se busca la reconstrucción de la materia orgánica de la tierra.
Por lo general, los agricultores regenerativos tienen a modificar los suelos en menor grado que los agricultores tradicionales. Su pensamiento va enfocado a evitar actividades como el volteo, la labranza y el trabajo del suelo, debido a que pueden afectar significativamente a la biodiversidad de la tierra.
La utilización de pesticidas suele ser restringida en la agricultura regenerativa, ya que es imprescindible una tenencia diversa de cultivos, evitando así los monocultivos. A su vez, los animales de pastoreo son cruciales al momento de mejorar los suelos.
Para el Instituto Rodale, que se caracteriza por ser una organización direccionada hacia la agricultura regenerativa, los métodos de cultivo permiten “mejorar los recursos que utiliza, en lugar de destruirlos o agotarlos”. Cabe destacar, que la visión holística apunta al agroecosistema, que se caracteriza por la utilización de variadas técnicas e instrumentos.
Una eficiente fertilización de los suelos es posible a través de sistemas regenerativos, para ello es vital la plantación de cultivos de cobertura entre estaciones, la implementación de rotaciones de cultivos y el empleo de estiércol o compost animal, esto al ser restauradores naturales del microbioma de la tierra y la existencia de nutrientes.
Desafortunadamente el uso de fertilizantes sintéticos en la agricultura tradicional es un aspecto negativo, puesto que han surgido desequilibrios estructurales que afectan a las comunidades microbianas que están en los suelos.