La biodinámica es la rama de la antroposofía que trata la agricultura, y recientemente ha ganado cierta popularidad
En los últimos tiempos, hemos oído hablar mucho de conceptos como Km 0, alimentos ecológicos, Slow Food y toda una serie de términos que nos hablan de un estilo de vida y una dieta más saludables y sostenibles. También se ha popularizado, aunque de forma más discreta que los anteriores, la llamada agricultura biodinámica, y muchas personas están empezando a interesarse por ella y a aproximarse a su base teórica. “No es un concepto fácil de entender, ya que la biodinámica es la rama que trata de la agricultura una corriente de pensamiento más amplia: la antroposofía”, explica Jesús Talón, médico estomatólogo, holístico, antroposófico y agricultor biodinámico, miembro de la Asociación Española de Productores Biodinámicos (SURYA).
Creada por Rudolf Steiner, la antroposofía, explica Talón, “abarca diferentes ámbitos, uno de los cuales es la agricultura. También está presente en educación, con las escuelas Waldorf, además de la antroposofía médica, y en otras muchas ramas del conocimiento”. El médico y agricultor, propietario de la compañía Alquería de Camarillas, que elabora aceite de oliva biodinámico que Talón emplea para usos terapéuticos, define a Steiner como “un hombre de una sabiduría pasmosa, que supo establecer de forma intuitiva, sin base científica, que existían maneras de influir sobre el equilibrio de la tierra y del cosmos para conseguir unos terrenos más sanos, puesto que, ya en su día, supo diagnosticar que uno de los principales problemas que tenemos es la alimentación, ya que estamos comiendo alimentos de tierras muertas, atiborrados de pesticidas, insecticidas y herbicidas”.
Jesús Talón, Médico estomatólogo, holístico, antroposófico y agricultor biodinámico, comenta que Steiner establecía que para que el estiércol funcione como nutriente tiene que estar influenciado por el cosmos.
Para el catedrático de Biotecnología de la Universidad Politécnica de València (UPV), JM Mulet, Steiner era “un iluminado, un hombre que creó esta especie de religión mística filosófica, mucho más cercana a la astrología que a la ciencia, básicamente diciendo las cosas que se le iban ocurriendo. Su teoría decía, a grandes rasgos, que hay unas partes de la planta influenciadas por unos astros y otras por otros, y se inventó prácticas como enterrar calaveras de ternera en el lecho de un río llenas de pétalos de caléndula o enterrar cuernos en el campo para llamar a la fertilidad, entre otras”.
Estos cuernos de vaca de los que habla Mulet funcionan, de hecho, como receptores de algunos de los compuestos que se emplean en biodinámica, cuya elaboración requiere una liturgia muy concreta: el preparado 500, el preparado 501 y el compost.
Steiner se inventó prácticas como enterrar cuernos en el campo para llamar a la fertilidad Getty Images/iStockphoto
“Cada uno de estos compuestos se prepara a partir del influjo de cada uno de los planetas del sistema solar, de modo que el resultado son alimentos con muchos más nutrientes”, explica Talón. Tanto el 500 como el 501 se elaboran en cuernos de vaca, que se entierran en determinados momentos del año: el 500 durante los meses de invierno y se extrae en primavera, mientras que el 501 se entierra en primavera y se extrae en San Juan. “Steiner establecía que para que ese estiércol funcione como nutriente tiene que estar influenciado por el cosmos, un influjo que se traduce también en el llamado Calendario Agrícola Biodinámico, elaborado por su discípula Maria Thun”, continúa Talón.
Este calendario establece, a grandes rasgos, que existen días concretos favorables a la realización de determinados cultivos en función del equilibrio entre el cosmos y la tierra. David Méndez, vicepresidente de SURYA y propietario de Méndez León, que desde 2015 produce aceitunas, almendras, granadas y espárragos biodinámicos, lo resume así: “se trata de un tipo de agricultura que apuesta por cuidar la tierra a partir de determinados preceptos, ya que teniendo una tierra sana se tendrá también el mejor producto”.
“Cada uno de estos compuestos se prepara a partir del influjo de cada uno de los planetas del sistema solar, de modo que el resultado son alimentos con muchos más nutrientes”, explica Talón. Tanto el 500 como el 501 se elaboran en cuernos de vaca, que se entierran en determinados momentos del año: el 500 durante los meses de invierno y se extrae en primavera, mientras que el 501 se entierra en primavera y se extrae en San Juan. “Steiner establecía que para que ese estiércol funcione como nutriente tiene que estar influenciado por el cosmos, un influjo que se traduce también en el llamado Calendario Agrícola Biodinámico, elaborado por su discípula Maria Thun”, continúa Talón.
Este calendario establece, a grandes rasgos, que existen días concretos favorables a la realización de determinados cultivos en función del equilibrio entre el cosmos y la tierra. David Méndez, vicepresidente de SURYA y propietario de Méndez León, que desde 2015 produce aceitunas, almendras, granadas y espárragos biodinámicos, lo resume así: “se trata de un tipo de agricultura que apuesta por cuidar la tierra a partir de determinados preceptos, ya que teniendo una tierra sana se tendrá también el mejor producto”.
Méndez, por su parte, explica que la Certificación Demeter “es mucho más restrictiva que la ecológica: podríamos decir que es un ecológico de alta gama”. A las pruebas se remite: “Mi tierra está viva, mientras que otras tierras están dopadas, drogadas con productos que les dan un mayor rendimiento. Carecen por completo de la armonía que tienen las nuestras”, continúa el agricultor, orgulloso de ofrecer a sus clientes “productos sanos procedentes de fincas sanas”.
Talón indica, por último, que este tipo de agricultura “tiene mucha presencia en los países del centro de Europa, pero cuenta con cierto descrédito en España”. En cuanto a las críticas, las matiza. “En mi opinión, no existe suficiente investigación científica sobre biodinámica porque la sociedad no está preparada para aceptar determinadas realidades. No se puede valorar aquello que no se conoce”.
Fuente: LAURA CONDE | La Vanguardia